15 de marzo de 2012

Un gemido y un que vienes

Tu y tus mensajes de golfo en paro, tan oportunos como las antiguas visitas de tu madre en mitad de nuestro polvo mañanero. Yo gimiendo y tú que vienes. Que vienes, que vuelves, que me echas de menos. ¿A quien se le ocurre mandar un mensaje a su exnovia mientras está haciendo el amor con un escocés? A ti y solamente a ti. ¿Por que cojones me echas de menos ahora que ya casi ni me acuerdo de las tonterías que soltabas enfadado por que no te hacía caso?- ''I'm coming, John, I'm coming!''- ¿ Y si has cambiado? Llevo tanto tiempo sin verte que soy incapaz de recordarte entero, ni a trozos.






Tus manos, de esas si que me acuerdo.
Son dignas del mayor desprecio. Porque son sólo tuyas.

6 de marzo de 2012

Bésame, tócame, cómeme.




Vivías inventando pretextos para seguir respirando.  Y nunca dije que fuese fácil, pero eras el único con la capacidad de soportarme. Me odiabas todas las mañanas que me terminaba el café, y me mandabas un mensaje, echándome de menos.  ''Eres la peor mujer del mundo y quiero morderte.'' Me salvabas la primera hora de los lunes, historia, así que procuraba beber mucho café los domingos, para empezar la semana con la seguridad de que todavía colgabas de mí. El café me ayudaba a sobrellevar que se había acabado la semana y a tus manos les quedaban siete días menos de vida. Siete días menos para deambular por mi entrepierna. Era el fin. Moríamos los domingos, renacíamos sábado-noche.