5 de septiembre de 2011

Un para siempre, de lo poco que queda.



Quería desaparecer de la vida. Tenía la garganta vacía, ya no desgarrada de ilusión. El café con azúcar y la leche fría. Ya no se iba al parque a escuchar que le decían los hombres que van por la vida sin cabeza. No se sentía la protagonista de su historia ni lloraba por las noches cuando se moría el protagonista del que estaba enamorada de su libro preferido. Le pesaban las pestañas y estaba necesitada de ganas por abrir los ojos. El colchón en vez de pedir clemencia pedía que aguantara un día más. Que en lo más simple estaba lo importante. 
Tengo las manos pequeñas y el corazón demasiado grande. Unos ojos verdes cansados de buscarte.

2 comentarios:

  1. Es un texto triste, pero a la vez tan bonito.. Me encantó! Un beso fuerte.

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que te haya gustado, a mí no me convencía. Un beso!

    ResponderEliminar