1 de diciembre de 2011

Chico promiscuo busca chica inocente.

Nos recuerdo en una tarde fría de diciembre, colgada de tu cuello sin gana aparente de pensar en lo que nos depararía el futuro. Me susurrabas al oído cosas inolvidables de las que de vez en cuando hago un esfuerzo por no volver a recordar. Jugábamos ha hablar con la mirada, y a regalarnos besos sin cesar. Me decías que durmiese agusto, que me raptarías y pedirías un buen rescate para poder escaparnos después a lomáslejosdecualquiera y vivir allí por siempre jamás. Y que nos casaríamos  todas las noches en la orilla de cualquier playa fantasma bajo la luz de mi sonrisa. Me pedías que te prometiera cosas que no pretendiese cumplir, que querías saber lo que hacías sentir cuando mentías descontroládamente por una jodida vez.






 Te prometí olvidarte, y no echarte de menos nunca más.

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