27 de noviembre de 2013

Las infinitas formas de medir una distancia


Verás, yo es que las distancias las mido en consecuencia de lo que marque el final del tramo. Para que nos entendamos, que si al otro lado de este montón de kilómetros estás tú, aparece la paradoja más bonita del mundo. Se me antoja la única distancia inmedible que se puede acortar acumulando besos. Verás, la relatividad es un hecho tan factible que le mando a mi cerebro ideas recortadas de lo que puedo llegar a necesitarte solo para convertir de ello una función proporcional. Cuanto menos te necesite menos te echaré de menos. Y puede sonar triste, pero es la parte fea del amor. La otra cara. La que no se enseña para que los cobardes no se rindan antes de empezar. Porque una vez que caes ya no hay vuelta atrás. Del amor uno no puede salvarse.


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