Nadie nos pertenece salvo en los recuerdos.
El mayor deseo era ser un alma libre de madrugada.
28 de septiembre de 2011
No era un hombre inútil, sirvió de mal ejemplo.
Todo acabó en el momento que nos dimos cuenta de que intentar cambiar a la persona que amamos, no significa nada más que asesinarla. Que las apariencias engañan. Que yo no te quería. Yo no podía querer a una persona así. Nos entusiasmaba pensar en lo parecidos que éramos después de todas esas mañanas desayunando leche fría y hablando del tiempo. No cometimos más que errores, te equivocabas de calcetines (siempre los llevabas de color diferente) y de persona. No tenía la mente más corta que la falda pero sí pájaros, muchos pájaros en la cabeza. Y hoy no queda más consuelo que pasear con un libro bajo el brazo por los vanos recuerdos que quedan en los parques de lo que fuimos un día y que nunca dejaremos de ser. Y nunca olvidaré lo que me gustaba deambular por tu espalda donde aquel día te tatuaste que ''Nada se olvida, solo se supera''.
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Impresionante.
ResponderEliminarUn beso