28 de agosto de 2011

Sam toca(me) otra vez.



Los días y las horas pasan entonces extrañamos aquellos días en los que el tiempo se paraba a nuestro alrededor. Que las tardes se hacían cortas mirándote sin descansar hasta que tu, siempre con tu orgullo por delante te mostrabas impasible y frío como diciéndome ''deja de mirarme o me voy a desgastar''. Siempre dije que tu orgullo era tu peor defecto pero nunca llegué a pensar que pudiera echar tanto de menos que me miraras con desprecio nada más levantarte. Odiaba que que fueras tan calculador con tu vida y la de los demás. Y siempre dije que mirarte congelaba las entrañas. Quiero que sepas que aunque nunca te lo dije por mucho que tus miraras enfriaran, en la cama, calentabas muy bien.